Fue la primera noche de Mary en la residencia se encontraba a más de doscientos kilómetros de su hogar, sin embargo, al despertar, tenía la sensación que Moisés había pasado la noche alli, en su cama. Eso no era posible… acaso¿Fue un sueño?
Continuacion…
….Al día siguiente, cuando Mary despertó, sintió la calidez de la luz del sol que se colaba entre las persianas de la ventana, revivió la noche anterior, las sensaciones, pero esta vez estando lucida por la ausencia del cansancio, sorprendida, tuvo el presentimiento que Moises estuvo alli, en su cama, que no había sido solo un sueño.
¿sera posible? Moisés estuvo allí y durmió en su habitación, con ella como lo hacía todas las noches, pero … ¡era una locura!
De inmediato se sentó en el borde de la cama y así estuvo por unos segundos sin hacer ni pensar en nada, luego se levantó y comenzó a tender la cama y al sacudir las sabanas la vio …
Allí, en el piso estaba una de las medias de Moisés, la conocía muy bien porque ella misma se la había comprado hace pocos días como regalo de su quinto cumpleaños.
Se levantó, de inmediato se sintió mareada y tambaleo, volvió a sentarse al borde de la cama, entrecerró los ojos y su mente empezó a divagar. a buscar respuestas,
¿Es posible que la media haya estado enredada en la ropa de cama que traje de la casa? -Sí, eso fue lo que pasó.
Pero … no … un momento… yo aún no he sacado la ropa de cama -pensó- y anoche estaba tan cansada que no cambie las sabanas ¿Qué está pasando? Estaba en esas divagaciones cuando oyó que tocaban suavemente a su puerta.
- ¡Eh dormilona!, buenos días, ¡despierta! ¿olvidaste que vamos ir a la Universidad?
Era Laura, enseguida aparto las angustias sobre la presencia o no de Moisés en su habitación, pensó, -más tarde me ocupare de eso - y respondió.
-Buenos días Laura, salgo en unos minutos.
Termino de arreglar la cama, coloco la media de Moisés entre su ropa, se bañó, vistió y salió de la habitación. Al llegar a la cocina, sus compañeras la esperaban con el desayuno puesto en la mesa
-Uhm que rico se ve todo, gracias, otro día les voy a preparar un desayuno típico de mi pueblo, se los prometo.
-Te tomamos la palabra, - dijo Laura - Ahora come y nos vamos de inmediato, tengo mucho que enseñarte.
El recorrido por las instalaciones de la universidad fue realmente instructivo, Laura la llevo a todos aquellos sitios que necesitaba recorrer cada día. Con sus instrucciones ya sabía cómo llegar a la biblioteca, las aulas donde tendría clases y al comedor.
El recorrido estuvo muy animado, sin embargo, de momento los recuerdos de la noche anterior la apartaban de la realidad, estuvo tentada de contarle a su compañera lo que había ocurrido, pero se detuvo, no sería conveniente, ellas no sabe nada de mí, ni de Moisés, quizás otro día, cuando las conozca mejor, estaba en esas meditaciones cuando oyó que Laura le decía.
- ¡Hey Mary! Despierta ¿qué te pasa?, has estado distraída todo el tiempo,
Enseguida Mary, sacudió su cabeza y comento,
-Disculpa, es mi primer día y aún estoy un poco aturdida.
-No te preocupes, todos pasamos por eso, y se te va a pasar cuando inicies las clases, los exámenes no vas a tener tiempo ni para un mal pensamiento- comentó Laura.
-Seguro que sí, y ahora vamos a la residencia, aún tengo muchas cosas que arreglar en la habitación. ¿De acuerdo? - respondió Mary.
Ante el desánimo de su nueva compañera, Laura no insistió en ir a otros lugares y se limitó a decirle.
-De acuerdo, regresemos.
-Al llegar a la residencia lo primero que hizo Mary fue a buscar la media de Moisés, la puso sobre su regazo y de inmediato llamo a su madre, mientras esperaba que contestara la llamada pensó … y ahora, ¿qué le voy a decir? que le pregunto?, estaba en esos pensamientos cuando oyó del otro lado la voz de su madre,
-Hola Mary ¿cómo estás? ¿algún problema?
-No mami, todo está bien y como están papa, Violeta y Moisés, ¿todo está bien?
-Por supuesto hija, todos estamos bien, Moisés está jugando en el patio con Jausito, papa trabajando, y tu hermana estudiando, yo, bueno…, estaba trabajando en el jardín cuando oí el teléfono. ¿Qué te preocupa?
-Disculpa mami, es que los extraño, ¿me puedes pasar a Moisés para saludarlo?
-Si hija, espera un momento
Desde su teléfono Mary pudo oír cuando su mamá llamaba a Moisés a gritos
-Moisés, Moisés, ven rápido, que mamá te quiere saludar
Al oír que mamá estaba al teléfono, Moisés dejo de jugar con Jausito y salió corriendo hasta donde estaba su abuela y tomo el teléfono rápidamente
-Bueno hija, te dejo con Moisés, no te quedes mucho tiempo hablando, él se tiene que acostumbrar a que ya no estás aquí.
Mary esperaba ansiosa por oír la voz de su hijo, y se preguntaba. ¿Qué le digo?, no lo quiero asustar, solo voy a saludarlo, y al darse cuenta de que el niño estaba del otro lado le dijo.
-Hola Moisés, ¿cómo estás? ¿ya desayunaste?
-Si mami, la abuela hizo mi comida preferida, huevos con jamón, ¡me lo comí todo! ¡estaba rico!
-Qué bueno Moisés, debes portarte muy bien y hacerle caso a tus abuelos y a tu tía. ¿De acuerdo?
-Si mami, yo me voy a portar muy bien
-Ok Moisés, me tengo que retirar, cuídate
-Adiós mami, esta noche voy a llevar el cuento para que tú lo leas, adiós
Al oír lo que dijo Moisés, Mary dejo caer el teléfono, sus manos, todo su cuerpo temblaba, era la prueba que necesitaba, ahora estaba segura, Moisés estuvo la noche anterior en su cuarto, a una distancia de más de doscientos kilómetros de su casa, un niño de tan solo cinco años ¿Qué hago? ¿a quién le puedo contar lo que está pasando?
Con la excusa de arreglar su habitaciòn casi no compartio con sus compañeras, era domingo y estaba oscureciendo , al día siguiente iniciaban las clases. Estaba realmente nerviosa - esa fue la excusa que usò para retirarse temprano a su habitación despues de la cena.
Todas sus compañeras la entendieron, pero lo que ellas no sabían era que su nerviosismo no se debía al inicio de las clases, no, Mary estaba asustada por lo que le había dicho Moisés esa mañana.
Al recostarse en la cama, sus manos estaban sudorosas y temblaban, no sabía hacia dónde dirigir su mirada, veía hacia la puerta, la ventana ¿por dónde va a llegar? es absurdo, se repetía ¿Cómo un niño de cinco años va a recorrer más de doscientos kilómetros solo? ¿no, no, eso no es posible, es una locura.
Las horas pasaban y empezó a sentir sueño. La residencia estaba a oscuras , todas dormían. Finalmente se levantó de la cama, fue al baño a lavarse los dientes y ponerse el pijama.
De regreso a la habitación sus ojos estaban entrecerrados por un bostezo, pero cuando miro hacia la cama ahí estaba Moisés, sentado, sonriendo y mostrando en sus manos el libro “El pirata pato de palo” su preferido, en voz baja el niño le dijo.
- Ven mami, te estaba esperando, lee el cuento para mí.
Mary estaba con la boca abierta, sentía que sus ojos estaban a punto de salir de sus orbitas, inmediatamente se llevó las manos a la boca para contener un grito que pugnaba por salir.
En ese momento, su instinto maternal fue más fuerte que su miedo y pensó - si grito voy a asustar a Moisés - no sabía que decirle al niño, si abrazarlo, llamarle la atención, ¡solo tiene cinco años! Se repetía a cada rato. ¿Qué hago? ¿Qué hago?
El niño al notar que Mary estaba turbada comenzó a gimotear
Mary, al ver la angustia del niño, empezó a tranquilizarse, contuvo el miedo, tomo al niño en sus brazos, lo sentó en sus piernas y lo miró a los ojos, fingiendo una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir y le preguntó:
-Moisés ¿Cómo llegaste hasta aquí?
El niño se tranquilizó ante la pregunta de su mami, sus ojos se iluminaron de alegría cuando le dijo.
-No se mami, solo desee mucho, estar contigo y que me leyeras el cuento. Mi abuela lo lee, pero me gusta más cuando tú lo haces.
- ¿Eso está mal mami? ¿Soy un niño malo? - le preguntaba Moisés.
Ante las inocentes preguntas de su hijo a Mary se le anegaron los ojos de lágrimas, pero rápidamente se las seco y le respondió.
-No Moisés, no está mal que te guste como te leo el cuento, y no eres un niño malo por eso
Ante la respuesta de Mary, el niño sonriendo le dijo
-Entonces léeme el cuento que ya tengo mucho sueño, ¿si mami? ¿me lo vas a leer?
Mary se tranquilizó y en voz muy baja comenzó a leer el cuento, y sin darse cuenta, rápidamente los dos se quedaron dormidos.
Al despertar al siguiente día, sucedió igual que la primera vez que Moisés la visito. Ni el niño ni el cuento estaban sobre su cama, pero en sus sabanas y en su pijama estaba intacto la huella que siempre dejaba el cuerpecito de Moisés al dormir.
Ya el susto de la noche anterior se había disipado un poco, se levantó e inicio los preparativos para ir a clases. Al salir de la habitación la estaba esperando Laura, que después de saludarla le pregunto.
- ¿Tu lees en voz alta?, me pareció oírte leer anoche, ¿era un cuento infantil? fue gracioso.
Mary le sonrió , no sabía que decir, permaneció callada por unos segundos y luego respondió.
-Ah, sí, es cierto, anoche estaba un poco nerviosa, y leer en voz alta me tranquiliza. Es una de mis manías, espero no haberte molestado.
- No amiga, tranquila, no leíste mucho, creo que la manía funcionó, porque te quedaste dormida muy rápido, solo leíste unos cuantos minutos.
Mary se despidió, pero en el trayecto hacia el aula de clases se sintió nerviosa de nuevo, su mente estuvo atormentada por una serie de preguntas y situaciones donde se imaginaba que Laura u otra de las chicas veía u oía a Moisés. Si eso pasa, ¿Qué les voy a explicar? si ni siquiera yo sé lo que está pasando.
La mañana paso lentamente, o así lo sintió en realidad. La verdad era que estaba ansiosa por llamar a su familia y hablar con Moisés, intentaría convencerlo de que no volviera a la residencia.
Tenía que ingeniárselas para hacer comprender al niño . Al fin termino la ultima hora de clases, en su mente no quedaban rastro de ninguna de ellas. Al estar en su habitación lo primero que hizo fue llamar a su casa.
En la casa familiar, la madre estaba en los preparativos del almuerzo, al ver la pantalla del teléfono se dio cuenta que era Mary.
- ¿Hola Mary, como estas?, ¿regresaste de clases?, ¿cómo te fue?
. Bien mamá, este fin de semana voy a ir a casa, necesito hablar contigo acerca de Moisés. ¿Dónde está en este momento?
-Está jugando en su habitación, ¿qué te preocupa de Moisés?
- El fin de semana te explico, no te preocupes.
Esa noche Mary estaba inquieta, presentía que Moisés se presentaría de nuevo en su habitación y no sabía cómo manejar la situación, Después de la cena se retiró a su cuarto y ya puesta el pijama, se sentó en la cama recostada de la almohada y se propuso esperarlo despierta, pero el sueño la venció.
El siguiente día, al despertar, reviso la cama y allí estaba la huella que dejaba Moisés en medio de las sabanas y la cama, ya notenia dudas. Moises había dormido esa noche con ella. Era martes y la misma situación se presentó el miércoles y jueves. El viernes no regreso a la residencia, sino que después de clases viajo hasta su casa.
Al llegar, toda la familia la estaba esperando, intrigadas, mientras saludaba vio a Moisés, que, al oírla salió de su habitación corriendo todo lo rápido que alcanzaban sus piernas y salto a sus brazos. En ese momento, la madre la inquirió.
- ¿Que pasa Mary? me alegra verte en casa, pero creo que debiste quedarte en la residencia, necesitas compartir con tus compañeras, si viajas todos los fines de semana no harás amigas, y eso es muy importante.
Su hermana, tratando de suavizar la situación, después de los abrazos y saludos iniciales, empezó a burlarse de Mary y comento.
- Es que Mary tiene “mamitis”.
Ante el juego, Mary se limitó a sonreír y siguiéndole la corriente le respondió.
-Ya te veré cuando tengas que dejar la casa, voy a ser yo quien me burle de ti, y ahora Violeta lleva a Moisés a jugar y me dejan sola con mamá, tengo que hablar con ella.
De inmediato la madre de Mary la tomo por un brazo y ambas se dirigieron a la cocina, cuando estaban sentadas una frente a la otra en el pequeño comedor de la cocina, Mary empezó a sollozar.
Ante los sollozos de Mary, Martha se alarmo y cambio el tono en que le había hablado hasta ese momento a su hija.
-Hija, ¿qué te pasa? ¿alguien te lastimó?
-No mama, nadie me lastimó, se trata de Moisés, pero no sé cómo decirte lo que pasó.
-Pues dime lo que tengas que decir, hija, no hay otra manera, no tengas miedo, puedes confiar, soy tu madre.
Mary se tomó unos minutos para tranquilizarse, y mirando de frente a su madre le preguntó.
- ¿Has visto algo extraño en Moisés?, dímelo sin miedo, no me ocultes nada.
-Hija, ¿Qué pregunta es esa?, yo no he visto nada extraño en él, tú lo conoces mejor que yo, desde que el llego a casa te has encargado de él. ¿Qué pasa?, me estas asustando.
-Mama, te voy a contar algo, pero por favor no te asustes, y cree en lo que te digo, por favor.
La madre de Mary que ya estaba entre intrigada y preocupada le respondió.
-A ver, a ver ¿qué está pasando?, cuéntame.
-Mama, Moisés ha dormido todas estas noches en mi cama.
-Por supuesto que si hija, él duerme allí todas las noches.
-No mami, ¡no entiendes! Moisés ha dormido conmigo todas las noches en mi cama de la residencia.
-No hija, eso es imposible, estas nerviosa, asustada. El te hace tanta falta que has imaginado todo eso, yo personalmente lo acuesto cada noche, le leo el cuento, ese, que le gusta tanto y me quedo con el hasta que se queda dormido.
Mary estaba muy nerviosa, le sudaban y temblaban las manos, saco de su bolso una media y se la mostró a su madre. Martha sorprendida, y sin saber que pensar le dijo.
- ¿Cómo llego esa media a tus manos? Se la puse el domingo, y al siguiente día solo encontré una, la he estado buscando desde entonces, no entiendo nada ¿Qué está pasando?
El rostro de su madre ya no era relajado, sacudía su cabeza, se levantó de la silla y caminaba de un lado a otro de la habitación, de momento dirigía su mirada hacia la nada …, se restregó el delantal con ambas manos, estaba realmente asustada. Mary la observaba preocupada.
-Mami por favor no te asustes, ya encontraremos una explicación lógica a todo esto, ¡por favor mami!, tranquilízate, todo está bien.
-Hija discúlpame , necesito recostarme un momento, me siento mareada, pero no te preocupes, es la sorpresa, no sé qué pensar de todo esto.
La madre de Mary se retiró a su habitación, bajo las persianas y se quedó en penumbras, en su mente solo se repetía una y otra vez, ¡debí compartir este secreto con las niñas, y ahora ¿Qué hago?
Esa noche, la familia se reunió después de cenar y haber acostado a Moisés. Su padre, que ya había regresado a casa y estaba al corriente de lo que había pasado, narró a Violeta lo que había sucedido entre Moisés y Mary, seguidamente la madre continúo explicando.
-Niñas, lo que ha estado pasando con Mary y Moisés, no sé cómo explicarlo, pero queremos compartir con ustedes que, su padre y yo vivimos situaciones parecidas cuando éramos niños.
Cuando Martha hizo esta revelación, Mary y Violeta abrieron los ojos y se miraron entre ellas sorprendidas. No comentaron nada y se quedaron calladas esperando explicaciones.
Ni su padre ni yo recordamos los detalles, pero nuestras madres nos lo contaron cuando ya eramos adultos. Cuando me sucedió, era una niña que iniciaba clases en el colegio, y, en varias ocasiones, después que ella me dejaba allí, la maestra la llamaba preocupada, porque no me encontraba en el aula ni en los alrededores del colegio.
Mi madre me relato, que, en esas ocasiones, después de revisar en varios lugares dentro de la casa, me veia jugando en mi cuarto o en el patio. ¿Cómo hacia eso? no lo recuerdo, y no ha vuelto a ocurrir.
En esas oportunidades mamá se vio obligada a inventar cualquier explicaciòn; por ejemplo, que ella había pasado por el colegio y me había traído a casa sin avisar. Eso le ocasiono algunos problemas, hasta que yo , despues de muchos llamados de atenciòn de mamà, aprendí a no desaparecer del aula de clases,
Cuando me casé, pensé que su padre debía saber lo que había pasado cuando era una niña, al oírme sonrió, porque a él también le habían ocurrido situaciones parecidas cuando era un niño.
Cuando ustedes eran pequeñas siempre las observamos muy de cerca, pero no sucedió, sino ahora con Moisés, pero lo que nos extraña a José y a mí, es que Moisés es adoptado.
En ese momento el padre intervino y más que una pregunta, parecía un consejo.
-Niñas, en nuestras familias; la de su madre y la mía han sucedido “incidentes” parecidos a los que les acaba de explicar mamá, que no tienen sentido, pero está claro que entre Moisés y nosotros existe una relación, algo en común que desconocemos, pero nos une.
Esta demás decirles que no comenten esto fuera de la familia, no queremos despertar el pánico o malos entendidos entre nuestros vecinos, o peor, que nos discriminen por algo que ni siquiera nosotros entendemos.
Sean discretas con lo que les contamos, tal como lo fueron con las circunstancias en que Moisés llego a la familia.
Después de la reunión familiar cada integrante de la familia se retiró a su habitación, cuando Mary llego a su cuarto vio como Moisés dormía tranquilo, se colocó al lado del niño en su posición habitual, con Moisés acurrucado entre una almohada y su cuerpo.
Después de lo que les habían confiado sus padres, Mary se sentía más relajada pensando que dentro de pocos años, Moisés no haría más “lo que hace, y con el tempo lo olvidaría, además, la certeza de que existía un vínculo que unía Moisés a la familia hizo que lo sintiera más cercano.
Al siguiente día, al despertar, lo primero que hizo cuando Moisés abrió los ojos, fue hablar con el sobre sus “visitas a la residencia”
-Buenos días Moisés.
-Hola mami, que bueno que estas aquí
-Moisés tenemos que hablar seriamente.
El niño se quedo atento a lo que Mary hablaba y respondiò - dime mami
-No debes ir más a la residencia, ¿de acuerdo?
- ¿Porque mami? a mí me gusta dormir contigo, además me gusta más como tu lees el cuento ¿Por qué no debo ir?
Mary se quedó mirando a Moisés esforzandose por mostrarse tranquila, teniendo cuidado de no asustarlo y en su mente buscaba las palabras apropiadas para que el niño entendiera.
-Presta atención Moisés, si tú vas a la residencia, yo puedo tener problemas.
El niño se quedó pensativo por unos segundos y finalmente le pregunto.
- ¿Qué son problemas mamá Mary?
Mary, en un primer momento no encontraba palabras como explicarle a Moisés lo que significaba “problemas”, se quedó en silencio por breves segundos, luego pensó que el único lenguaje que Moisés entendía a esa edad eran las emociones y sin intención de manipularlo le respondió.
-Moisés, un problema son situaciones, por ejemplo, en que no se explicar algo, y si en la residencia te ven y me preguntan cómo llegaste allí, no voy a saber que decirles, y eso me puede quitar el hambre, el sueño,
Mientras Mary hablaba, el niño la oía con atención, y después le respondió con la mayor inocencia.
-De acuerdo mami, no lo hare más, pero, prometes que me llamaras cada noche para leerme un cuento ¿sí?
-Es un trato, pero no vayas otra vez a la residencia, si lo haces me voy a enojar mucho contigo- respondio Mary.
El fin de semana transcurrió rápidamente, y antes de despedirse Mary le encargo a toda la familia que estuviera atenta a Moisés, para que se quedara en casa en las noches, al despedirse del niño le recordó
-Adiós Moisés, tenemos un acuerdo, no lo vayas a olvidar
Después de despedirse de su familia, Mary subió al auto de su padre quien la llevaría de regreso a la residencia, igual que la vez anterior. Cuando llegaron, él se retiró de inmediato, pues no quería conducir de noche, pero antes de irse la tranquilizó.
-Vamos a estar pendiente de que Moisés duerma en casa, no te preocupes.
Esa noche en la residencia, al retirarse a su habitación Mary estuvo atenta en todo momento, sus ojos se cerraban, pero no podía conciliar el sueño, sin embargo, después que transcurrieron unos minutos se quedó dormida.
Al siguiente día, lo primero que hizo al despertar fue buscar señales de que Moisés había estado en su habitación y no las encontró, no obstante, antes de retirarse a clases llamo a su madre.
-Buenos días mamá ¿cómo estás? Y Moisés, ¿salió de casa anoche?
-Estuvimos atentos, nos turnamos para revisar el cuarto durante la noche, aparentemente no salió de la habitación, dime tu ¿viste alguna señal de que Moisés estuvo en tu cuarto?
-No mama, no vi ninguna, el lugar de la cama donde él siempre duerme estaba bien tendida, ¡no vino anoche!
Las siguientes noches Mary se sentía más relajada, y tal como se lo había prometido todas las noches llamaba a Moisés para leerle un cuento hasta que un día el niño le dijo que no era necesario que lo siguiera llamando para leerle un cuento, pues aprendió a leer muy pronto.
Los días, meses y años pasaron casi sin sentirlo, ya Moisés tenía diez años y se había destacado en sus estudios, y dentro de unos meses Mary se iba a graduar, por lo que Martha y José decidieron reunir a la familia para celebrar el feliz acontecimiento, por supuesto Amelia estaba invitada.
Y despues del acto de grado, la despedida de sus compañeras, ahora colegas , llego el dia de la celebración en familia. La mañana fue agitada en la casa de los Cortez, durante las primeras horas de la tarde llego Amelia, y Martha, al verla llegar dejo todo lo que estaba haciendo en la cocina y llamo a gritos a su familia.
- ¡José Violeta, ¡Moisés, llego Amelia!
En ese momento, Violeta estaba en su cuarto ayudando a Moisés a vestirse y como no estaba frente a sus padres, no disimulo el gesto de desagrado que se dibujó en su cara al saber que Amelia habia llegado, lo cual, no dejaba lugar a dudas de lo que sentía por su hermana mayor. Mientras que Moisés por su parte, al oír la voz de su tía en la sala de la casa, tembló ligeramente, al notarlo Violeta le dijo.
-Tranquilo Moisés, no te separes de mí.
Al oír la voz de su tía Violeta, Moisés dejo de temblar y tomo la mano que ésta le ofrecía y camino a su lado desde la habitación hasta la sala donde ya estaban reunidos Amelia, Martha y José. Al verlo entrar a la sala Amelia se dirigió al niño, se puso en cuclillas y le dijo al oído en voz casi inaudible
-Hola pequeño bastardo, que suerte tienes.
Después de abrazar al niño, Amelia se acercó a Violeta y la abrazo, mientras ésta permanecía con los brazos extendidos a cada lado de su cuerpo, pues la tensión por el desagrado mutuo le resultaba casi imposible de soportar, mientras, sus padres, frente a ellas, y ajenos a lo que pasaba entre las hermanas sonreían inocentemente.
Después que Amelia se apartó de Violeta, el niño de inmediato se acercó a ella y tiro de su vestido, Violeta de inmediatp se inclino para oírlo, y éste le preguntó en voz baja.
-Tía Violeta ¿Qué es bastardo?
Violeta sorprendida por la pregunta del niño le respondió con otra.
- ¿Dónde oíste esa palabra?
-Mi tía Amelia me llamo así. -respondio Moises.
Violeta después de oír al niño, miro a su hermana de frente y con una expresión de molestia que Moisés de inmediato notó, a pesar de su corta edad, que con esa palabra la tía Amelia lo quiso molestar, y tirando de nuevo del vestido de su tía le dijo.
-No te molestes tía Violeta, no sé qué significa eso, pero yo sé que no soy un bastardo.
Ante la inocencia e inteligencia de Moisés, Violeta le sonrió y le dijo muy quedo al oído.
-Olvida lo que te dijo Amelia Moisés, es una tontería, tu eres un príncipe, nunca lo olvides.
Seguidamente lo abrazo y le dio un beso en cada mejilla, ante el cálido afecto de su tía Violeta, el niño se relajó y volvió a sonreír.
A poca distancia de Violeta y Moisés, Amelia los observaba y se preguntaba a sí misma - ¿no sé qué le ven a ese maldito muchacho?
Al rato de estar reunida la familia llego Mary. A su llegada, Moisés se despegó de las faldas de su tía Violeta y corrió a los brazos de Mary, quien al verlo, dejo todo lo que traía en sus manos en el piso, y se arrodillo para abrazarlo.
Desde lejos Amelia y toda la familia los observaban, y ante la imagen de Mary y Moisés, sus padres y Violeta sonrieron de felicidad. Al contrario, Amelia volteo el rostro para no verlos y pensó ¡qué asco! mientras se preguntaba.
- ¿Qué tiene este estupido niño que los tiene como embrujados? desde que llego a mi casa todo gira en torno a él; mis papas, Mary y Violeta ¡no lo soporto! es tan… tan…no se ni como describirlo - pensaba.
Lo que Amelia le costaba tanto describir de Moisés y que tanto le molestaba era su carisma, su inocencia, su ternura, no solo era la familia- Todos los que conocían al niño quedaban rendidos a su encanto, todos menos Amelia que le había declarado la guerra y cada vez que se quedaba a solas con el niño se lo demostraba.
Lo que sentía Amelia por Moisés, él pimero lo intuyo.pero, luego de sufrir sus malos tratos, estuvo seguro del desagrado que despertaba en su tìa. Cuando ella estaba en casa, huía de su presencia, pues le temía. Amelia desde hace años lo había notado, y eso la hacía sonreír. Con sus hermanas no lo disimulaba, pero si con sus padres, que eran las únicas personas en la familia ante quienes fingía afecto hacia el niño.
Esta rechazo de Amelia hacia Moises, lo habían notado Mary y Violeta desde que el niño llego a sus vidas, y ambas cuidaban, en lo posible, que Moisés no se quedara a solas con Amelia. La reunión familiar trascurrió plácidamente entre anécdotas de la universidad, la graduación y sus compañeras, hasta que llegó el momento de la despedida.
Antes de marcharse, Amelia llamo a Moisés, y cuando el niño oyó su nombre, se agarró con firmeza al vestido de Mary y se negaba a soltarla. Mary se dio cuenta que estaba asustado, pues sintió que el niño temblaba ligeramente. De inmediato lo tomo de una de sus manos y se acercó con el hasta Amelia y le dijo.
-Moisés, despídete de tu tía Amelia.
Mientras Mary y el niño se acercaban hasta Amelia, ésta lo veía, acompañando la expresión de su rostro, con la más fingida de las sonrisas. Cuando llegaron frente a Amelis, el niño, con la cabeza inclinada murmuro sin mirarla.
-Adiós tía Amelia.
Amelia al darse cuenta del miedo del niño, sonriò luego, tomó sus mejillas con ambas manos mientras le decía en voz baja.
-Adiós Moisés y …pórtate bien, espero volver pronto, se lo mucho que te gusta verme.
Toda esta escena fue presenciada por Violeta y Mary, quienes se miraron entre sí, sorprendidas por la forma tan natural con que Amelia podía mentir.
La Colonizacion continua...
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Fue la primera noche de Mary en la residencia se encontraba a más de doscientos kilómetros de su hogar, sin embargo, al despertar, tenía la sensación que Moisés había pasado la noche alli, en su cama. Eso no era posible… acaso¿Fue un sueño?
Continuacion…
….Al día siguiente, cuando Mary despertó, sintió la calidez de la luz del sol que se colaba entre las persianas de la ventana, revivió la noche anterior, las sensaciones, pero esta vez estando lucida por la ausencia del cansancio, sorprendida, tuvo el presentimiento que Moises estuvo alli, en su cama, que no había sido solo un sueño.
¿sera posible? Moisés estuvo allí y durmió en su habitación, con ella como lo hacía todas las noches, pero … ¡era una locura!
De inmediato se sentó en el borde de la cama y así estuvo por unos segundos sin hacer ni pensar en nada, luego se levantó y comenzó a tender la cama y al sacudir las sabanas la vio …
Allí, en el piso estaba una de las medias de Moisés, la conocía muy bien porque ella misma se la había comprado hace pocos días como regalo de su quinto cumpleaños.
Se levantó, de inmediato se sintió mareada y tambaleo, volvió a sentarse al borde de la cama, entrecerró los ojos y su mente empezó a divagar. a buscar respuestas,
¿Es posible que la media haya estado enredada en la ropa de cama que traje de la casa? -Sí, eso fue lo que pasó.
Pero … no … un momento… yo aún no he sacado la ropa de cama -pensó- y anoche estaba tan cansada que no cambie las sabanas ¿Qué está pasando? Estaba en esas divagaciones cuando oyó que tocaban suavemente a su puerta.
- ¡Eh dormilona!, buenos días, ¡despierta! ¿olvidaste que vamos ir a la Universidad?
Era Laura, enseguida aparto las angustias sobre la presencia o no de Moisés en su habitación, pensó, -más tarde me ocupare de eso - y respondió.
-Buenos días Laura, salgo en unos minutos.
Termino de arreglar la cama, coloco la media de Moisés entre su ropa, se bañó, vistió y salió de la habitación. Al llegar a la cocina, sus compañeras la esperaban con el desayuno puesto en la mesa
-Uhm que rico se ve todo, gracias, otro día les voy a preparar un desayuno típico de mi pueblo, se los prometo.
-Te tomamos la palabra, - dijo Laura - Ahora come y nos vamos de inmediato, tengo mucho que enseñarte.
El recorrido por las instalaciones de la universidad fue realmente instructivo, Laura la llevo a todos aquellos sitios que necesitaba recorrer cada día. Con sus instrucciones ya sabía cómo llegar a la biblioteca, las aulas donde tendría clases y al comedor.
El recorrido estuvo muy animado, sin embargo, de momento los recuerdos de la noche anterior la apartaban de la realidad, estuvo tentada de contarle a su compañera lo que había ocurrido, pero se detuvo, no sería conveniente, ellas no sabe nada de mí, ni de Moisés, quizás otro día, cuando las conozca mejor, estaba en esas meditaciones cuando oyó que Laura le decía.
- ¡Hey Mary! Despierta ¿qué te pasa?, has estado distraída todo el tiempo,
Enseguida Mary, sacudió su cabeza y comento,
-Disculpa, es mi primer día y aún estoy un poco aturdida.
-No te preocupes, todos pasamos por eso, y se te va a pasar cuando inicies las clases, los exámenes no vas a tener tiempo ni para un mal pensamiento- comentó Laura.
-Seguro que sí, y ahora vamos a la residencia, aún tengo muchas cosas que arreglar en la habitación. ¿De acuerdo? - respondió Mary.
Ante el desánimo de su nueva compañera, Laura no insistió en ir a otros lugares y se limitó a decirle.
-De acuerdo, regresemos.
-Al llegar a la residencia lo primero que hizo Mary fue a buscar la media de Moisés, la puso sobre su regazo y de inmediato llamo a su madre, mientras esperaba que contestara la llamada pensó … y ahora, ¿qué le voy a decir? que le pregunto?, estaba en esos pensamientos cuando oyó del otro lado la voz de su madre,
-Hola Mary ¿cómo estás? ¿algún problema?
-No mami, todo está bien y como están papa, Violeta y Moisés, ¿todo está bien?
-Por supuesto hija, todos estamos bien, Moisés está jugando en el patio con Jausito, papa trabajando, y tu hermana estudiando, yo, bueno…, estaba trabajando en el jardín cuando oí el teléfono. ¿Qué te preocupa?
-Disculpa mami, es que los extraño, ¿me puedes pasar a Moisés para saludarlo?
-Si hija, espera un momento
Desde su teléfono Mary pudo oír cuando su mamá llamaba a Moisés a gritos
-Moisés, Moisés, ven rápido, que mamá te quiere saludar
Al oír que mamá estaba al teléfono, Moisés dejo de jugar con Jausito y salió corriendo hasta donde estaba su abuela y tomo el teléfono rápidamente
-Bueno hija, te dejo con Moisés, no te quedes mucho tiempo hablando, él se tiene que acostumbrar a que ya no estás aquí.
Mary esperaba ansiosa por oír la voz de su hijo, y se preguntaba. ¿Qué le digo?, no lo quiero asustar, solo voy a saludarlo, y al darse cuenta de que el niño estaba del otro lado le dijo.
-Hola Moisés, ¿cómo estás? ¿ya desayunaste?
-Si mami, la abuela hizo mi comida preferida, huevos con jamón, ¡me lo comí todo! ¡estaba rico!
-Qué bueno Moisés, debes portarte muy bien y hacerle caso a tus abuelos y a tu tía. ¿De acuerdo?
-Si mami, yo me voy a portar muy bien
-Ok Moisés, me tengo que retirar, cuídate
-Adiós mami, esta noche voy a llevar el cuento para que tú lo leas, adiós
Al oír lo que dijo Moisés, Mary dejo caer el teléfono, sus manos, todo su cuerpo temblaba, era la prueba que necesitaba, ahora estaba segura, Moisés estuvo la noche anterior en su cuarto, a una distancia de más de doscientos kilómetros de su casa, un niño de tan solo cinco años ¿Qué hago? ¿a quién le puedo contar lo que está pasando?
Con la excusa de arreglar su habitaciòn casi no compartio con sus compañeras, era domingo y estaba oscureciendo , al día siguiente iniciaban las clases. Estaba realmente nerviosa - esa fue la excusa que usò para retirarse temprano a su habitación despues de la cena.
Todas sus compañeras la entendieron, pero lo que ellas no sabían era que su nerviosismo no se debía al inicio de las clases, no, Mary estaba asustada por lo que le había dicho Moisés esa mañana.
Al recostarse en la cama, sus manos estaban sudorosas y temblaban, no sabía hacia dónde dirigir su mirada, veía hacia la puerta, la ventana ¿por dónde va a llegar? es absurdo, se repetía ¿Cómo un niño de cinco años va a recorrer más de doscientos kilómetros solo? ¿no, no, eso no es posible, es una locura.
Las horas pasaban y empezó a sentir sueño. La residencia estaba a oscuras , todas dormían. Finalmente se levantó de la cama, fue al baño a lavarse los dientes y ponerse el pijama.
De regreso a la habitación sus ojos estaban entrecerrados por un bostezo, pero cuando miro hacia la cama ahí estaba Moisés, sentado, sonriendo y mostrando en sus manos el libro “El pirata pato de palo” su preferido, en voz baja el niño le dijo.
- Ven mami, te estaba esperando, lee el cuento para mí.
Mary estaba con la boca abierta, sentía que sus ojos estaban a punto de salir de sus orbitas, inmediatamente se llevó las manos a la boca para contener un grito que pugnaba por salir.
En ese momento, su instinto maternal fue más fuerte que su miedo y pensó - si grito voy a asustar a Moisés - no sabía que decirle al niño, si abrazarlo, llamarle la atención, ¡solo tiene cinco años! Se repetía a cada rato. ¿Qué hago? ¿Qué hago?
El niño al notar que Mary estaba turbada comenzó a gimotear
- mami, mami, ¿estás molesta conmigo?, ¿Qué hice mami?
Mary, al ver la angustia del niño, empezó a tranquilizarse, contuvo el miedo, tomo al niño en sus brazos, lo sentó en sus piernas y lo miró a los ojos, fingiendo una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir y le preguntó:
-Moisés ¿Cómo llegaste hasta aquí?
El niño se tranquilizó ante la pregunta de su mami, sus ojos se iluminaron de alegría cuando le dijo.
-No se mami, solo desee mucho, estar contigo y que me leyeras el cuento. Mi abuela lo lee, pero me gusta más cuando tú lo haces.
- ¿Eso está mal mami? ¿Soy un niño malo? - le preguntaba Moisés.
Ante las inocentes preguntas de su hijo a Mary se le anegaron los ojos de lágrimas, pero rápidamente se las seco y le respondió.
-No Moisés, no está mal que te guste como te leo el cuento, y no eres un niño malo por eso
Ante la respuesta de Mary, el niño sonriendo le dijo
-Entonces léeme el cuento que ya tengo mucho sueño, ¿si mami? ¿me lo vas a leer?
Mary se tranquilizó y en voz muy baja comenzó a leer el cuento, y sin darse cuenta, rápidamente los dos se quedaron dormidos.
Al despertar al siguiente día, sucedió igual que la primera vez que Moisés la visito. Ni el niño ni el cuento estaban sobre su cama, pero en sus sabanas y en su pijama estaba intacto la huella que siempre dejaba el cuerpecito de Moisés al dormir.
Ya el susto de la noche anterior se había disipado un poco, se levantó e inicio los preparativos para ir a clases. Al salir de la habitación la estaba esperando Laura, que después de saludarla le pregunto.
- ¿Tu lees en voz alta?, me pareció oírte leer anoche, ¿era un cuento infantil? fue gracioso.
Mary le sonrió , no sabía que decir, permaneció callada por unos segundos y luego respondió.
-Ah, sí, es cierto, anoche estaba un poco nerviosa, y leer en voz alta me tranquiliza. Es una de mis manías, espero no haberte molestado.
- No amiga, tranquila, no leíste mucho, creo que la manía funcionó, porque te quedaste dormida muy rápido, solo leíste unos cuantos minutos.
Mary se despidió, pero en el trayecto hacia el aula de clases se sintió nerviosa de nuevo, su mente estuvo atormentada por una serie de preguntas y situaciones donde se imaginaba que Laura u otra de las chicas veía u oía a Moisés. Si eso pasa, ¿Qué les voy a explicar? si ni siquiera yo sé lo que está pasando.
La mañana paso lentamente, o así lo sintió en realidad. La verdad era que estaba ansiosa por llamar a su familia y hablar con Moisés, intentaría convencerlo de que no volviera a la residencia.
Tenía que ingeniárselas para hacer comprender al niño . Al fin termino la ultima hora de clases, en su mente no quedaban rastro de ninguna de ellas. Al estar en su habitación lo primero que hizo fue llamar a su casa.
En la casa familiar, la madre estaba en los preparativos del almuerzo, al ver la pantalla del teléfono se dio cuenta que era Mary.
- ¿Hola Mary, como estas?, ¿regresaste de clases?, ¿cómo te fue?
. Bien mamá, este fin de semana voy a ir a casa, necesito hablar contigo acerca de Moisés. ¿Dónde está en este momento?
-Está jugando en su habitación, ¿qué te preocupa de Moisés?
- El fin de semana te explico, no te preocupes.
Esa noche Mary estaba inquieta, presentía que Moisés se presentaría de nuevo en su habitación y no sabía cómo manejar la situación, Después de la cena se retiró a su cuarto y ya puesta el pijama, se sentó en la cama recostada de la almohada y se propuso esperarlo despierta, pero el sueño la venció.
El siguiente día, al despertar, reviso la cama y allí estaba la huella que dejaba Moisés en medio de las sabanas y la cama, ya notenia dudas. Moises había dormido esa noche con ella. Era martes y la misma situación se presentó el miércoles y jueves. El viernes no regreso a la residencia, sino que después de clases viajo hasta su casa.
Al llegar, toda la familia la estaba esperando, intrigadas, mientras saludaba vio a Moisés, que, al oírla salió de su habitación corriendo todo lo rápido que alcanzaban sus piernas y salto a sus brazos. En ese momento, la madre la inquirió.
- ¿Que pasa Mary? me alegra verte en casa, pero creo que debiste quedarte en la residencia, necesitas compartir con tus compañeras, si viajas todos los fines de semana no harás amigas, y eso es muy importante.
Su hermana, tratando de suavizar la situación, después de los abrazos y saludos iniciales, empezó a burlarse de Mary y comento.
- Es que Mary tiene “mamitis”.
Ante el juego, Mary se limitó a sonreír y siguiéndole la corriente le respondió.
-Ya te veré cuando tengas que dejar la casa, voy a ser yo quien me burle de ti, y ahora Violeta lleva a Moisés a jugar y me dejan sola con mamá, tengo que hablar con ella.
De inmediato la madre de Mary la tomo por un brazo y ambas se dirigieron a la cocina, cuando estaban sentadas una frente a la otra en el pequeño comedor de la cocina, Mary empezó a sollozar.
Ante los sollozos de Mary, Martha se alarmo y cambio el tono en que le había hablado hasta ese momento a su hija.
-Hija, ¿qué te pasa? ¿alguien te lastimó?
-No mama, nadie me lastimó, se trata de Moisés, pero no sé cómo decirte lo que pasó.
-Pues dime lo que tengas que decir, hija, no hay otra manera, no tengas miedo, puedes confiar, soy tu madre.
Mary se tomó unos minutos para tranquilizarse, y mirando de frente a su madre le preguntó.
- ¿Has visto algo extraño en Moisés?, dímelo sin miedo, no me ocultes nada.
-Hija, ¿Qué pregunta es esa?, yo no he visto nada extraño en él, tú lo conoces mejor que yo, desde que el llego a casa te has encargado de él. ¿Qué pasa?, me estas asustando.
-Mama, te voy a contar algo, pero por favor no te asustes, y cree en lo que te digo, por favor.
La madre de Mary que ya estaba entre intrigada y preocupada le respondió.
-A ver, a ver ¿qué está pasando?, cuéntame.
-Mama, Moisés ha dormido todas estas noches en mi cama.
-Por supuesto que si hija, él duerme allí todas las noches.
-No mami, ¡no entiendes! Moisés ha dormido conmigo todas las noches en mi cama de la residencia.
-No hija, eso es imposible, estas nerviosa, asustada. El te hace tanta falta que has imaginado todo eso, yo personalmente lo acuesto cada noche, le leo el cuento, ese, que le gusta tanto y me quedo con el hasta que se queda dormido.
Mary estaba muy nerviosa, le sudaban y temblaban las manos, saco de su bolso una media y se la mostró a su madre. Martha sorprendida, y sin saber que pensar le dijo.
- ¿Cómo llego esa media a tus manos? Se la puse el domingo, y al siguiente día solo encontré una, la he estado buscando desde entonces, no entiendo nada ¿Qué está pasando?
El rostro de su madre ya no era relajado, sacudía su cabeza, se levantó de la silla y caminaba de un lado a otro de la habitación, de momento dirigía su mirada hacia la nada …, se restregó el delantal con ambas manos, estaba realmente asustada. Mary la observaba preocupada.
-Mami por favor no te asustes, ya encontraremos una explicación lógica a todo esto, ¡por favor mami!, tranquilízate, todo está bien.
-Hija discúlpame , necesito recostarme un momento, me siento mareada, pero no te preocupes, es la sorpresa, no sé qué pensar de todo esto.
La madre de Mary se retiró a su habitación, bajo las persianas y se quedó en penumbras, en su mente solo se repetía una y otra vez, ¡debí compartir este secreto con las niñas, y ahora ¿Qué hago?
Esa noche, la familia se reunió después de cenar y haber acostado a Moisés. Su padre, que ya había regresado a casa y estaba al corriente de lo que había pasado, narró a Violeta lo que había sucedido entre Moisés y Mary, seguidamente la madre continúo explicando.
-Niñas, lo que ha estado pasando con Mary y Moisés, no sé cómo explicarlo, pero queremos compartir con ustedes que, su padre y yo vivimos situaciones parecidas cuando éramos niños.
Cuando Martha hizo esta revelación, Mary y Violeta abrieron los ojos y se miraron entre ellas sorprendidas. No comentaron nada y se quedaron calladas esperando explicaciones.
Ni su padre ni yo recordamos los detalles, pero nuestras madres nos lo contaron cuando ya eramos adultos. Cuando me sucedió, era una niña que iniciaba clases en el colegio, y, en varias ocasiones, después que ella me dejaba allí, la maestra la llamaba preocupada, porque no me encontraba en el aula ni en los alrededores del colegio.
Mi madre me relato, que, en esas ocasiones, después de revisar en varios lugares dentro de la casa, me veia jugando en mi cuarto o en el patio. ¿Cómo hacia eso? no lo recuerdo, y no ha vuelto a ocurrir.
En esas oportunidades mamá se vio obligada a inventar cualquier explicaciòn; por ejemplo, que ella había pasado por el colegio y me había traído a casa sin avisar. Eso le ocasiono algunos problemas, hasta que yo , despues de muchos llamados de atenciòn de mamà, aprendí a no desaparecer del aula de clases,
Cuando me casé, pensé que su padre debía saber lo que había pasado cuando era una niña, al oírme sonrió, porque a él también le habían ocurrido situaciones parecidas cuando era un niño.
Cuando ustedes eran pequeñas siempre las observamos muy de cerca, pero no sucedió, sino ahora con Moisés, pero lo que nos extraña a José y a mí, es que Moisés es adoptado.
En ese momento el padre intervino y más que una pregunta, parecía un consejo.
-Niñas, en nuestras familias; la de su madre y la mía han sucedido “incidentes” parecidos a los que les acaba de explicar mamá, que no tienen sentido, pero está claro que entre Moisés y nosotros existe una relación, algo en común que desconocemos, pero nos une.
Esta demás decirles que no comenten esto fuera de la familia, no queremos despertar el pánico o malos entendidos entre nuestros vecinos, o peor, que nos discriminen por algo que ni siquiera nosotros entendemos.
Sean discretas con lo que les contamos, tal como lo fueron con las circunstancias en que Moisés llego a la familia.
Después de la reunión familiar cada integrante de la familia se retiró a su habitación, cuando Mary llego a su cuarto vio como Moisés dormía tranquilo, se colocó al lado del niño en su posición habitual, con Moisés acurrucado entre una almohada y su cuerpo.
Después de lo que les habían confiado sus padres, Mary se sentía más relajada pensando que dentro de pocos años, Moisés no haría más “lo que hace, y con el tempo lo olvidaría, además, la certeza de que existía un vínculo que unía Moisés a la familia hizo que lo sintiera más cercano.
Al siguiente día, al despertar, lo primero que hizo cuando Moisés abrió los ojos, fue hablar con el sobre sus “visitas a la residencia”
-Buenos días Moisés.
-Hola mami, que bueno que estas aquí
-Moisés tenemos que hablar seriamente.
El niño se quedo atento a lo que Mary hablaba y respondiò - dime mami
-No debes ir más a la residencia, ¿de acuerdo?
- ¿Porque mami? a mí me gusta dormir contigo, además me gusta más como tu lees el cuento ¿Por qué no debo ir?
Mary se quedó mirando a Moisés esforzandose por mostrarse tranquila, teniendo cuidado de no asustarlo y en su mente buscaba las palabras apropiadas para que el niño entendiera.
-Presta atención Moisés, si tú vas a la residencia, yo puedo tener problemas.
El niño se quedó pensativo por unos segundos y finalmente le pregunto.
- ¿Qué son problemas mamá Mary?
Mary, en un primer momento no encontraba palabras como explicarle a Moisés lo que significaba “problemas”, se quedó en silencio por breves segundos, luego pensó que el único lenguaje que Moisés entendía a esa edad eran las emociones y sin intención de manipularlo le respondió.
-Moisés, un problema son situaciones, por ejemplo, en que no se explicar algo, y si en la residencia te ven y me preguntan cómo llegaste allí, no voy a saber que decirles, y eso me puede quitar el hambre, el sueño,
Mientras Mary hablaba, el niño la oía con atención, y después le respondió con la mayor inocencia.
-De acuerdo mami, no lo hare más, pero, prometes que me llamaras cada noche para leerme un cuento ¿sí?
-Es un trato, pero no vayas otra vez a la residencia, si lo haces me voy a enojar mucho contigo- respondio Mary.
El fin de semana transcurrió rápidamente, y antes de despedirse Mary le encargo a toda la familia que estuviera atenta a Moisés, para que se quedara en casa en las noches, al despedirse del niño le recordó
-Adiós Moisés, tenemos un acuerdo, no lo vayas a olvidar
Después de despedirse de su familia, Mary subió al auto de su padre quien la llevaría de regreso a la residencia, igual que la vez anterior. Cuando llegaron, él se retiró de inmediato, pues no quería conducir de noche, pero antes de irse la tranquilizó.
-Vamos a estar pendiente de que Moisés duerma en casa, no te preocupes.
Esa noche en la residencia, al retirarse a su habitación Mary estuvo atenta en todo momento, sus ojos se cerraban, pero no podía conciliar el sueño, sin embargo, después que transcurrieron unos minutos se quedó dormida.
Al siguiente día, lo primero que hizo al despertar fue buscar señales de que Moisés había estado en su habitación y no las encontró, no obstante, antes de retirarse a clases llamo a su madre.
-Buenos días mamá ¿cómo estás? Y Moisés, ¿salió de casa anoche?
-Estuvimos atentos, nos turnamos para revisar el cuarto durante la noche, aparentemente no salió de la habitación, dime tu ¿viste alguna señal de que Moisés estuvo en tu cuarto?
-No mama, no vi ninguna, el lugar de la cama donde él siempre duerme estaba bien tendida, ¡no vino anoche!
Las siguientes noches Mary se sentía más relajada, y tal como se lo había prometido todas las noches llamaba a Moisés para leerle un cuento hasta que un día el niño le dijo que no era necesario que lo siguiera llamando para leerle un cuento, pues aprendió a leer muy pronto.
Los días, meses y años pasaron casi sin sentirlo, ya Moisés tenía diez años y se había destacado en sus estudios, y dentro de unos meses Mary se iba a graduar, por lo que Martha y José decidieron reunir a la familia para celebrar el feliz acontecimiento, por supuesto Amelia estaba invitada.
Y despues del acto de grado, la despedida de sus compañeras, ahora colegas , llego el dia de la celebración en familia. La mañana fue agitada en la casa de los Cortez, durante las primeras horas de la tarde llego Amelia, y Martha, al verla llegar dejo todo lo que estaba haciendo en la cocina y llamo a gritos a su familia.
- ¡José Violeta, ¡Moisés, llego Amelia!
En ese momento, Violeta estaba en su cuarto ayudando a Moisés a vestirse y como no estaba frente a sus padres, no disimulo el gesto de desagrado que se dibujó en su cara al saber que Amelia habia llegado, lo cual, no dejaba lugar a dudas de lo que sentía por su hermana mayor. Mientras que Moisés por su parte, al oír la voz de su tía en la sala de la casa, tembló ligeramente, al notarlo Violeta le dijo.
-Tranquilo Moisés, no te separes de mí.
Al oír la voz de su tía Violeta, Moisés dejo de temblar y tomo la mano que ésta le ofrecía y camino a su lado desde la habitación hasta la sala donde ya estaban reunidos Amelia, Martha y José. Al verlo entrar a la sala Amelia se dirigió al niño, se puso en cuclillas y le dijo al oído en voz casi inaudible
-Hola pequeño bastardo, que suerte tienes.
Después de abrazar al niño, Amelia se acercó a Violeta y la abrazo, mientras ésta permanecía con los brazos extendidos a cada lado de su cuerpo, pues la tensión por el desagrado mutuo le resultaba casi imposible de soportar, mientras, sus padres, frente a ellas, y ajenos a lo que pasaba entre las hermanas sonreían inocentemente.
Después que Amelia se apartó de Violeta, el niño de inmediato se acercó a ella y tiro de su vestido, Violeta de inmediatp se inclino para oírlo, y éste le preguntó en voz baja.
-Tía Violeta ¿Qué es bastardo?
Violeta sorprendida por la pregunta del niño le respondió con otra.
- ¿Dónde oíste esa palabra?
-Mi tía Amelia me llamo así. -respondio Moises.
Violeta después de oír al niño, miro a su hermana de frente y con una expresión de molestia que Moisés de inmediato notó, a pesar de su corta edad, que con esa palabra la tía Amelia lo quiso molestar, y tirando de nuevo del vestido de su tía le dijo.
-No te molestes tía Violeta, no sé qué significa eso, pero yo sé que no soy un bastardo.
Ante la inocencia e inteligencia de Moisés, Violeta le sonrió y le dijo muy quedo al oído.
-Olvida lo que te dijo Amelia Moisés, es una tontería, tu eres un príncipe, nunca lo olvides.
Seguidamente lo abrazo y le dio un beso en cada mejilla, ante el cálido afecto de su tía Violeta, el niño se relajó y volvió a sonreír.
A poca distancia de Violeta y Moisés, Amelia los observaba y se preguntaba a sí misma - ¿no sé qué le ven a ese maldito muchacho?
Al rato de estar reunida la familia llego Mary. A su llegada, Moisés se despegó de las faldas de su tía Violeta y corrió a los brazos de Mary, quien al verlo, dejo todo lo que traía en sus manos en el piso, y se arrodillo para abrazarlo.
Desde lejos Amelia y toda la familia los observaban, y ante la imagen de Mary y Moisés, sus padres y Violeta sonrieron de felicidad. Al contrario, Amelia volteo el rostro para no verlos y pensó ¡qué asco! mientras se preguntaba.
- ¿Qué tiene este estupido niño que los tiene como embrujados? desde que llego a mi casa todo gira en torno a él; mis papas, Mary y Violeta ¡no lo soporto! es tan… tan…no se ni como describirlo - pensaba.
Lo que Amelia le costaba tanto describir de Moisés y que tanto le molestaba era su carisma, su inocencia, su ternura, no solo era la familia- Todos los que conocían al niño quedaban rendidos a su encanto, todos menos Amelia que le había declarado la guerra y cada vez que se quedaba a solas con el niño se lo demostraba.
Lo que sentía Amelia por Moisés, él pimero lo intuyo.pero, luego de sufrir sus malos tratos, estuvo seguro del desagrado que despertaba en su tìa. Cuando ella estaba en casa, huía de su presencia, pues le temía. Amelia desde hace años lo había notado, y eso la hacía sonreír. Con sus hermanas no lo disimulaba, pero si con sus padres, que eran las únicas personas en la familia ante quienes fingía afecto hacia el niño.
Esta rechazo de Amelia hacia Moises, lo habían notado Mary y Violeta desde que el niño llego a sus vidas, y ambas cuidaban, en lo posible, que Moisés no se quedara a solas con Amelia. La reunión familiar trascurrió plácidamente entre anécdotas de la universidad, la graduación y sus compañeras, hasta que llegó el momento de la despedida.
Antes de marcharse, Amelia llamo a Moisés, y cuando el niño oyó su nombre, se agarró con firmeza al vestido de Mary y se negaba a soltarla. Mary se dio cuenta que estaba asustado, pues sintió que el niño temblaba ligeramente. De inmediato lo tomo de una de sus manos y se acercó con el hasta Amelia y le dijo.
-Moisés, despídete de tu tía Amelia.
Mientras Mary y el niño se acercaban hasta Amelia, ésta lo veía, acompañando la expresión de su rostro, con la más fingida de las sonrisas. Cuando llegaron frente a Amelis, el niño, con la cabeza inclinada murmuro sin mirarla.
-Adiós tía Amelia.
Amelia al darse cuenta del miedo del niño, sonriò luego, tomó sus mejillas con ambas manos mientras le decía en voz baja.
-Adiós Moisés y …pórtate bien, espero volver pronto, se lo mucho que te gusta verme.
Toda esta escena fue presenciada por Violeta y Mary, quienes se miraron entre sí, sorprendidas por la forma tan natural con que Amelia podía mentir.
Continuarà…
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