Han transcurrido cinco años desde la llegada de Moises el Litriano a la familia Cortez, Mary se traslada del pueblo hasta la universidad para iniciar sus estudios y….
Esa mañana, la familia Cortez tenía sus pensamientos en Mary, en pocos días iniciaría la Universidad, estaban alegres y a la vez tristes, aunque lo disimulaban, aún no se había ido, y todos en el hogar ya la extrañaban. Moisés recién había cumplido cinco años, Amelia se había marchado del hogar hace tres, la familia está cambiando, de manera tan sutil, pero, sin tener plena conciencia de ello, El tiempo pasa y con el vienen los cambios, los impone. ejerciendo su tiranía sin que nadie lo pueda detener
Eran las siete y treinta, José y Martha preparaban el desayuno mientras sus hijas aun dormían, Martha dejo a su esposo en la cocina y se dirigió al cuarto de sus hijas y entro con cuidado de no hacer ruido, se detuvo frente a la cama de Mary que aun dormía con Moisés entre sus brazos, lucia tan relajada que no la quiso despertar, pero ya era hora de iniciar los preparativos, hoy debía marchar fuera del hogar, y esa realidad hizo que se le humedecieran los ojos. Su esposo, que la había seguido desde la cocina, al notarlo se le acercó y dijo en voz baja,
-Alégrate Martha, nuestra hija va a empezar una nueva vida, dentro de unos años será una profesional de la medicina igual que su hermana Amelia, no es momento de llorar, ven, vamos a terminar de preparar el desayuno antes de que las muchachas y Moisés se levanten.
La madre le regalo una sonrisa triste a su esposo, mientras secaba sus lágrimas con uno de los extremos de su delantal, y juntos caminaron lentamente hasta la cocina. Mientras lo hacían, José la abrazo y ella se sintió acompañada, protegida. El también sentía una mezcla de emociones que le oprimían el pecho, pero no los dejaba traslucir, la certeza de que su hija ya no estaría cada noche bajo su mismo techo lo incomodaba, sacudió rápidamente la cabeza para espantar esos fantasmas. Al llegar a la cocina apoyo su frente en la de su esposa y le dio un beso, ésta lo miro directamente a los ojos sorprendida por la caricia inesperada, y le dijo:
- ¿y esto? …si, lo sé…, tú también estas triste.
José, mirándola a los ojos, un tanto sorprendido por el comentario le respondió
-Martha, sabemos que esto es lo mejor para Mary.
Ambos esposos continuaron preparando el desayuno, y desde la cocina oían a sus hijas bromear entre ellas por el próximo viaje de Mary, y con el barullo que armaron despertaron a Moisés que al abrir los ojos buscó a Mary con la mirada y le dijo:
-Mami, tengo hambre,
De inmediato Mary tomo al niño en sus brazos y lo llevo al baño, aseo y vistió, luego salió con Violeta y Moisés hacia la cocina donde estaban sus padres.
Martha, al oír su hija, comenzó a llorar, el padre de inmediato le dirigió una mirada de reproche a Mary, quien le respondió con señas indicando con los gestos de sus manos.
- ¿Qué hice?
De nuevo, José, acercándose a Martha la consoló.
-Ya Martha, por favor, Mary no va a la guerra, va a la Universidad, ¡Por Dios!, puede venir los fines de semana, ella va a estar cerca.
Al ver a su madre llorar -algo muy extraño en ella - Mary y Violeta también empezaron a llorar, luego Moisés al ver que ellas estaban llorando, empezó a gimotear.
José de pie contemplaba toda esa explosión de emociones y haciéndose el duro, pero tambien con lágrimas en los ojos los reprendió a todos.
-Ahora si nos arreglamos, el desayuno se va a empapar de lágrimas, dejen la lloradera y a comer.
Cuando la madre y las niñas voltearon sus caras para ver al padre, se dieron cuenta que él también lloraba, mientras las reprendía; eso les pareció tan tierno y gracioso, que empezaron a reír,… hasta Moisés, y la situación se relajó.
Después de terminar de desayunar iniciaron los preparativos del viaje, y mientras lo hacían las chicas bromeaban entre sí.
-Seguro que encuentras novio Mary, debe haber muchos chicos guapos en tu facultad.
La madre reía de las bromas de las niñas, se daba cuenta que Violeta trataba de animar a Mary, en eso intervino José bromeando, pero adoptando un tono serio les dijo.
- Eso sí que no, Mary va a la Universidad a estudiar, no a buscar novios.
Al comentario del padre las niñas le respondieron riendo,
-Sí, y cómo fue que mi mamá fue a estudiar enfermería y termino casándose contigo ¡ah!
El padre sorprendido “infraganti” contesto,
-¡bueno niñas, eran otros tiempos!… -Verdad amor - le dijo a su esposa - pidiendo su apoyo.
Martha viendo a su esposo confundido sin saber que contestar a las niñas, muerta de la risa le respondió.
- ¿Quién te manda a alborotar el avispero?
Y así, entre bromas, alegrías y tristezas por la inminente partida de su hija, transcurría la mañana. Mary notaba que sus padres y su hermana se esforzaban por animarla.
La emocionaba iniciar una nueva vida, conocer otras personas, eso será bueno para ella, pero estaba asustaba, en este momento recordaba cómo había sido su vida, no tenía amigas ni amigos, nunca los tuvo, llego a compartir una que otra vez con alguna compañera de estudio, pero sin llegar a entrar en confianza.
Mary se quedó pensativa, y tomo conciencia que eso pasaba con todos ellos, en realidad formaban un grupo bastante cerrado, siempre fueron papa, mama y sus hermanas, sin amigos, sin, parientes. Si estos existían Mary no los conocía, ni recordaba que sus padres los hubieran nombrado, y por supuesto ella ni sus hermanas tampoco habían preguntado por ellos.
Cuando oía a sus compañeras de clases hablar de sus parientes, ella callaba y se preguntaba en su interior ¿cómo sería tener un tío, una tía, un abuelo, una abuela?, ella no conocía nada de eso, su madre, aunque responsable con ella, y sus hermanas, nunca se mostró afectuosa, era un aspecto de su relación que desconocía.
Cerro los ojos, y recordó una mañana en que esperaba en un espacio dentro del colegio antes de entrar a clases y el llanto de una niña llamo su atención, dirigió su mirada hacia el lugar donde la niña lloraba y vio a una joven madre con tres de sus hijas, lo que observo fue algo nuevo para ella, nuevo y agradable.
Fue tan sorprendente, que se quedó mirando por un rato el animado grupo. Vio como las tres niñas se disputaban los abrazos de la madre, eso era nuevo para ella, nunca había visto algo así, nunca lo había vivido. Mary observaba como la madre pasaba sus manos por el cabello de una de las niñas para arreglarlo, mientras otra se agarraba fuertemente de sus piernas, y la tercera daba pequeños saltitos frente a la madre, tratando de llamar su atención.
La imagen que estaba frente a Mary era totalmente nueva y le gusto. Martha las cuidaba, las atendía, pero nunca llego a acercarse a sus hijas, a ninguna de ellas, y ella, Mary, nunca lo había extrañado porque no sabía que eso era posible, y en ese momento se preguntó ¿Qué se sentirá ser abrazada por mama? ¡tonterías! pensó…
En fin, llego el día tan esperado, y éste el día había trascurrido rápidamente, las maletas estaban listas y era el momento de partir, Violeta ayudo a Mary a llevarlas al auto, y papá frente al volante las apuraba a todas.
-Ven Mary, móntate al auto, no quiero regresar cuando sea de noche a casa, vámonos ya.
Antes de abordar el auto, Mary de nuevo le pidió a su madre y a Violeta que estuvieran pendientes de Moisés, y al despedirse de Moisés le repetía las indicaciones que desde horas de la mañana les decía como una cantaleta.
- Moisés ¡te portas bien ¡¡hazle caso a los abuelos y a Violeta! al momento de despedirse el niño le dijo a Mary.
- ¡ya mami! Tu sabes que yo siempre les hago caso.
Durante el viaje, José se esforzaba por mantener animada a Mary, mientras ella le sonreía sin oír lo que él le decía, pues iba oyendo música, José, que no se daba cuenta de ello, durante todo el trayecto le contaba cómo conoció a su madre. Cuando llegaron a la residencia anochecía, su padre bajó del auto y tocó la puerta, una chica la abrió y se presentó
-Hola, soy Laura, bienvenida
José y Mary también se presentaron, seguidamente, José ayudó a Mary a bajar las maletas y llevarlas a su habitación , pues, la joven que les abrió la puerta les había indicado cual era, cuando padre e hija se despidieron, éste le susurró al oído.
-Puedes estar tranquila hija, todos en la casa estaremos pendientes de Moisés.
Mary, se dio cuenta que su padre estaba cansado, le sonrió mientras lo abrazaba y le respondió.
-Si padre, ve tranquilo, me siento bien, sé que todos cuidaran de él, y ¡mucho cuidado en el camino!
Después que su padre puso en marcha el vehículo, Mary se dirigió a la cocina de la residencia, donde estaban tres chicas, una de ellas, la que había abierto la puerta de la residencia- Laura - tomó la palabra al momento de las presentaciones:
-Hola Mary, - de nuevo - Ya sabes quién soy, ella es Patricia y la que está a su lado es Lorena
Las chicas al oír sus nombres le sonrieron amigablemente y todas le dieron la bienvenida.
Anochecía y Mary, cansada por el viaje, se quedó solo un rato conversando con las chicas, al despedirse, Laura la invito para que al día siguiente fueran a la Universidad a conocer los sitios que más debía frecuentar,
Dio las buenas noches y se retiró a su habitación. Al entrar se acostó sin desvestirse y apoyo su cabeza en la almohada, poco a poco sintió como el sueño se iba apoderando de ella, mientras a través de sus ojos entrecerrados por el sueño, miraba como por la ventana de la habitación, a través de las cortinas se colaba la pálida luz de la luna, tiñendo la habitación de un gris perfecto para el sueño y se dejó llevar por la imaginación, entrecerró los ojos y se vio en casa, con su familia y Moisés.
Sentía que se movía dentro de la casa como un fantasma, nadie la veía, pero ella sí los podía ver a todos. Allí estaba mamá, preparando a Moisés para dormir, le pone su pijama - la de ositos azules - tenía tres, porque era su preferida e insistía cada noche en dormir con ella, luego mamá lo acostó en su cama, esa cama que Moisés y ella habían compartido en los últimos cinco años desde aquella noche lluviosa en que Moisés llego a sus vidas.
Después de acostarlo, vio como mamá le colocó dos almohadas, una a cada lado, tal como lo hacía en las noches en que ella se quedaba estudiando toda la noche para un examen, y luego vio como Moisés se sentó en medio de la cama y le dijo - Abuela me lees el cuento del “Pirata pata de palo”
Mary volvió de sus ensoñaciones, abrió los ojos por breves instantes y cuando estaba a punto de quedarse dormida se levantó, se puso el pijama y se acostó. Estaba muy cansada, bajó las cortinas de la ventana y ésta quedo totalmente a oscuras, sintió somnolencia rápidamente, pero cuando el sueño la estaba venciendo, tuvo la clara sensación de que Moisés estaba en la habitación, en ese espacio íntimo entre su pecho y la cama, lugar donde el niño solía dormir.
La sensación era tan cálida y agradable, que se dejó llevar sin oponer resistencia, sin razonar, y sin pensarlo, apretó contra si el cuerpecito de Moisés como solía hacerlo cada noche y, le pareció oír como en un susurro, el suave respirar del niño, esos momentos en que su pecho se levantaba suavemente con cada inspiración, y se relajaba al expirar cada bocanada de aire, y así pasaron las horas y no despertó sino hasta el día siguiente.
Al despertar al siguiente día, el sol iluminaba la habitación, por un momento se sorprendió de estar allí, hasta que tomó consciencia que no estaba en su cama, en su casa, bostezo y se acurruco apretando la almohada contra su pecho, reviviendo la noche anterior, pero… la sensación regresó. y esta vez estando más lucida por la ausencia del cansancio, tuvo el presentimiento que no había sido un sueño, Moisés en realidad estuvo allí, y durmió con ella como lo hacía todas las noches, pero, eso no pudo ser posible ¡era una locura!
La colonizacion continua...
La colonizacion continua...
La colonizacion continua...
Han transcurrido cinco años desde la llegada de Moises el Litriano a la familia Cortez, Mary se traslada del pueblo hasta la universidad para iniciar sus estudios y….
Esa mañana, la familia Cortez tenía sus pensamientos en Mary, en pocos días iniciaría la Universidad, estaban alegres y a la vez tristes, aunque lo disimulaban, aún no se había ido, y todos en el hogar ya la extrañaban. Moisés recién había cumplido cinco años, Amelia se había marchado del hogar hace tres, la familia está cambiando, de manera tan sutil, pero, sin tener plena conciencia de ello, El tiempo pasa y con el vienen los cambios, los impone. ejerciendo su tiranía sin que nadie lo pueda detener
Eran las siete y treinta, José y Martha preparaban el desayuno mientras sus hijas aun dormían, Martha dejo a su esposo en la cocina y se dirigió al cuarto de sus hijas y entro con cuidado de no hacer ruido, se detuvo frente a la cama de Mary que aun dormía con Moisés entre sus brazos, lucia tan relajada que no la quiso despertar, pero ya era hora de iniciar los preparativos, hoy debía marchar fuera del hogar, y esa realidad hizo que se le humedecieran los ojos. Su esposo, que la había seguido desde la cocina, al notarlo se le acercó y dijo en voz baja,
-Alégrate Martha, nuestra hija va a empezar una nueva vida, dentro de unos años será una profesional de la medicina igual que su hermana Amelia, no es momento de llorar, ven, vamos a terminar de preparar el desayuno antes de que las muchachas y Moisés se levanten.
La madre le regalo una sonrisa triste a su esposo, mientras secaba sus lágrimas con uno de los extremos de su delantal, y juntos caminaron lentamente hasta la cocina. Mientras lo hacían, José la abrazo y ella se sintió acompañada, protegida. El también sentía una mezcla de emociones que le oprimían el pecho, pero no los dejaba traslucir, la certeza de que su hija ya no estaría cada noche bajo su mismo techo lo incomodaba, sacudió rápidamente la cabeza para espantar esos fantasmas. Al llegar a la cocina apoyo su frente en la de su esposa y le dio un beso, ésta lo miro directamente a los ojos sorprendida por la caricia inesperada, y le dijo:
- ¿y esto? …si, lo sé…, tú también estas triste.
José, mirándola a los ojos, un tanto sorprendido por el comentario le respondió
-Martha, sabemos que esto es lo mejor para Mary.
Ambos esposos continuaron preparando el desayuno, y desde la cocina oían a sus hijas bromear entre ellas por el próximo viaje de Mary, y con el barullo que armaron despertaron a Moisés que al abrir los ojos buscó a Mary con la mirada y le dijo:
-Mami, tengo hambre,
De inmediato Mary tomo al niño en sus brazos y lo llevo al baño, aseo y vistió, luego salió con Violeta y Moisés hacia la cocina donde estaban sus padres.
-Hum mami ¡que rico!, voy a extrañar esto. - Comento Mary.
Martha, al oír su hija, comenzó a llorar, el padre de inmediato le dirigió una mirada de reproche a Mary, quien le respondió con señas indicando con los gestos de sus manos.
- ¿Qué hice?
De nuevo, José, acercándose a Martha la consoló.
-Ya Martha, por favor, Mary no va a la guerra, va a la Universidad, ¡Por Dios!, puede venir los fines de semana, ella va a estar cerca.
Al ver a su madre llorar -algo muy extraño en ella - Mary y Violeta también empezaron a llorar, luego Moisés al ver que ellas estaban llorando, empezó a gimotear.
José de pie contemplaba toda esa explosión de emociones y haciéndose el duro, pero tambien con lágrimas en los ojos los reprendió a todos.
-Ahora si nos arreglamos, el desayuno se va a empapar de lágrimas, dejen la lloradera y a comer.
Cuando la madre y las niñas voltearon sus caras para ver al padre, se dieron cuenta que él también lloraba, mientras las reprendía; eso les pareció tan tierno y gracioso, que empezaron a reír,… hasta Moisés, y la situación se relajó.
Después de terminar de desayunar iniciaron los preparativos del viaje, y mientras lo hacían las chicas bromeaban entre sí.
-Seguro que encuentras novio Mary, debe haber muchos chicos guapos en tu facultad.
La madre reía de las bromas de las niñas, se daba cuenta que Violeta trataba de animar a Mary, en eso intervino José bromeando, pero adoptando un tono serio les dijo.
- Eso sí que no, Mary va a la Universidad a estudiar, no a buscar novios.
Al comentario del padre las niñas le respondieron riendo,
-Sí, y cómo fue que mi mamá fue a estudiar enfermería y termino casándose contigo ¡ah!
El padre sorprendido “infraganti” contesto,
-¡bueno niñas, eran otros tiempos!… -Verdad amor - le dijo a su esposa - pidiendo su apoyo.
Martha viendo a su esposo confundido sin saber que contestar a las niñas, muerta de la risa le respondió.
- ¿Quién te manda a alborotar el avispero?
Y así, entre bromas, alegrías y tristezas por la inminente partida de su hija, transcurría la mañana. Mary notaba que sus padres y su hermana se esforzaban por animarla.
La emocionaba iniciar una nueva vida, conocer otras personas, eso será bueno para ella, pero estaba asustaba, en este momento recordaba cómo había sido su vida, no tenía amigas ni amigos, nunca los tuvo, llego a compartir una que otra vez con alguna compañera de estudio, pero sin llegar a entrar en confianza.
Mary se quedó pensativa, y tomo conciencia que eso pasaba con todos ellos, en realidad formaban un grupo bastante cerrado, siempre fueron papa, mama y sus hermanas, sin amigos, sin, parientes. Si estos existían Mary no los conocía, ni recordaba que sus padres los hubieran nombrado, y por supuesto ella ni sus hermanas tampoco habían preguntado por ellos.
Cuando oía a sus compañeras de clases hablar de sus parientes, ella callaba y se preguntaba en su interior ¿cómo sería tener un tío, una tía, un abuelo, una abuela?, ella no conocía nada de eso, su madre, aunque responsable con ella, y sus hermanas, nunca se mostró afectuosa, era un aspecto de su relación que desconocía.
Cerro los ojos, y recordó una mañana en que esperaba en un espacio dentro del colegio antes de entrar a clases y el llanto de una niña llamo su atención, dirigió su mirada hacia el lugar donde la niña lloraba y vio a una joven madre con tres de sus hijas, lo que observo fue algo nuevo para ella, nuevo y agradable.
Fue tan sorprendente, que se quedó mirando por un rato el animado grupo. Vio como las tres niñas se disputaban los abrazos de la madre, eso era nuevo para ella, nunca había visto algo así, nunca lo había vivido. Mary observaba como la madre pasaba sus manos por el cabello de una de las niñas para arreglarlo, mientras otra se agarraba fuertemente de sus piernas, y la tercera daba pequeños saltitos frente a la madre, tratando de llamar su atención.
La imagen que estaba frente a Mary era totalmente nueva y le gusto. Martha las cuidaba, las atendía, pero nunca llego a acercarse a sus hijas, a ninguna de ellas, y ella, Mary, nunca lo había extrañado porque no sabía que eso era posible, y en ese momento se preguntó ¿Qué se sentirá ser abrazada por mama? ¡tonterías! pensó…
En fin, llego el día tan esperado, y éste el día había trascurrido rápidamente, las maletas estaban listas y era el momento de partir, Violeta ayudo a Mary a llevarlas al auto, y papá frente al volante las apuraba a todas.
-Ven Mary, móntate al auto, no quiero regresar cuando sea de noche a casa, vámonos ya.
Antes de abordar el auto, Mary de nuevo le pidió a su madre y a Violeta que estuvieran pendientes de Moisés, y al despedirse de Moisés le repetía las indicaciones que desde horas de la mañana les decía como una cantaleta.
- Moisés ¡te portas bien ¡¡hazle caso a los abuelos y a Violeta! al momento de despedirse el niño le dijo a Mary.
- ¡ya mami! Tu sabes que yo siempre les hago caso.
Durante el viaje, José se esforzaba por mantener animada a Mary, mientras ella le sonreía sin oír lo que él le decía, pues iba oyendo música, José, que no se daba cuenta de ello, durante todo el trayecto le contaba cómo conoció a su madre. Cuando llegaron a la residencia anochecía, su padre bajó del auto y tocó la puerta, una chica la abrió y se presentó
-Hola, soy Laura, bienvenida
José y Mary también se presentaron, seguidamente, José ayudó a Mary a bajar las maletas y llevarlas a su habitación , pues, la joven que les abrió la puerta les había indicado cual era, cuando padre e hija se despidieron, éste le susurró al oído.
-Puedes estar tranquila hija, todos en la casa estaremos pendientes de Moisés.
Mary, se dio cuenta que su padre estaba cansado, le sonrió mientras lo abrazaba y le respondió.
-Si padre, ve tranquilo, me siento bien, sé que todos cuidaran de él, y ¡mucho cuidado en el camino!
Después que su padre puso en marcha el vehículo, Mary se dirigió a la cocina de la residencia, donde estaban tres chicas, una de ellas, la que había abierto la puerta de la residencia- Laura - tomó la palabra al momento de las presentaciones:
-Hola Mary, - de nuevo - Ya sabes quién soy, ella es Patricia y la que está a su lado es Lorena
Las chicas al oír sus nombres le sonrieron amigablemente y todas le dieron la bienvenida.
Anochecía y Mary, cansada por el viaje, se quedó solo un rato conversando con las chicas, al despedirse, Laura la invito para que al día siguiente fueran a la Universidad a conocer los sitios que más debía frecuentar,
Dio las buenas noches y se retiró a su habitación. Al entrar se acostó sin desvestirse y apoyo su cabeza en la almohada, poco a poco sintió como el sueño se iba apoderando de ella, mientras a través de sus ojos entrecerrados por el sueño, miraba como por la ventana de la habitación, a través de las cortinas se colaba la pálida luz de la luna, tiñendo la habitación de un gris perfecto para el sueño y se dejó llevar por la imaginación, entrecerró los ojos y se vio en casa, con su familia y Moisés.
Sentía que se movía dentro de la casa como un fantasma, nadie la veía, pero ella sí los podía ver a todos. Allí estaba mamá, preparando a Moisés para dormir, le pone su pijama - la de ositos azules - tenía tres, porque era su preferida e insistía cada noche en dormir con ella, luego mamá lo acostó en su cama, esa cama que Moisés y ella habían compartido en los últimos cinco años desde aquella noche lluviosa en que Moisés llego a sus vidas.
Después de acostarlo, vio como mamá le colocó dos almohadas, una a cada lado, tal como lo hacía en las noches en que ella se quedaba estudiando toda la noche para un examen, y luego vio como Moisés se sentó en medio de la cama y le dijo - Abuela me lees el cuento del “Pirata pata de palo”
Mary volvió de sus ensoñaciones, abrió los ojos por breves instantes y cuando estaba a punto de quedarse dormida se levantó, se puso el pijama y se acostó. Estaba muy cansada, bajó las cortinas de la ventana y ésta quedo totalmente a oscuras, sintió somnolencia rápidamente, pero cuando el sueño la estaba venciendo, tuvo la clara sensación de que Moisés estaba en la habitación, en ese espacio íntimo entre su pecho y la cama, lugar donde el niño solía dormir.
La sensación era tan cálida y agradable, que se dejó llevar sin oponer resistencia, sin razonar, y sin pensarlo, apretó contra si el cuerpecito de Moisés como solía hacerlo cada noche y, le pareció oír como en un susurro, el suave respirar del niño, esos momentos en que su pecho se levantaba suavemente con cada inspiración, y se relajaba al expirar cada bocanada de aire, y así pasaron las horas y no despertó sino hasta el día siguiente.
Al despertar al siguiente día, el sol iluminaba la habitación, por un momento se sorprendió de estar allí, hasta que tomó consciencia que no estaba en su cama, en su casa, bostezo y se acurruco apretando la almohada contra su pecho, reviviendo la noche anterior, pero… la sensación regresó. y esta vez estando más lucida por la ausencia del cansancio, tuvo el presentimiento que no había sido un sueño, Moisés en realidad estuvo allí, y durmió con ella como lo hacía todas las noches, pero, eso no pudo ser posible ¡era una locura!
Continuara…
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